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Mi pequeña historia

Somos especialistas en la gestión de carpintería y todos tipos de montajes.

La curiosidad le hacía asomarse por la ventana de un cobertizo que había en la casa de sus abuelos paternos, en la que pasaban los tres meses de verano. Le gustaba la aventura y admiraba a sus mayores. Veía a su abuelo como un auténtico superhéroe. ¿Cómo podía hacer casitas de madera, armarios, puertas… solo con sus manos? Eso sí que era un súperpoder…

Ver y descubrir cómo transformaba trozos de madera (algunos más grandes que otros) en auténticos muebles era su mayor pasión. Él, de mayor, quería ser como su abuelo.

Una noche, mientras todo el mundo creía que estaba dormido, bajó las escaleras de su dormitorio y se puso detrás de una puerta para ver qué hacían los mayores cuando el día terminaba. Estaba hablando su padre y escuchó cómo le decía a su abuelo que él también quería ‘impresionar’, aunque no tenía muy claro que significaba esa palabra.

Él también quería convertirse en superhéroe, le dijo. El pequeño no entendía cómo podía ser: ¿Se podía convertir uno en superhéroe de la noche a la mañana? La conversación fue breve, dado que su abuelo sonrió y asintió con la cabeza.

Esa misma noche no fue capaz de dormir demasiado. No podía dejar de pensar en cómo se iba a convertir su padre en un superhéroe. Las dudas le sacudían la cabeza, hasta que, por fin, cayó rendido.

 

A la mañana siguiente, se despertó de golpe al escuchar cómo caía una caja de herramientas al suelo. Se levantó de la cama y, poco a poco, sigilosamente, fue acercándose a la escalera para ver de qué se trataba. Ahí estaba su padre, recogiendo las herramientas. En la puerta, estaba su abuelo esperándolo.

Al recogerlas, salieron los dos juntos. El pequeño no dudó y con la destreza de un auténtico aventurero salió tras ellos. Al llegar al cobertizo, se subió a una mesa que había bajo de la ventana y los vio. Estaban codo con codo, de espaldas a él, cogiendo maderas y herramientas.